Uno de los negocios ilegales más conocidos en el mundo es el tráfico de drogas y este ha cobrado la vida de muchas personas. Además, ha llegado a filtrarse en entornos políticos de algunos países y ha comprometido las decisiones de los mismos.
Sin embargo, estar involucrado en un negocio de tráfico de drogas está penado por la ley y de una forma bastante severa. España es uno de los países en donde la penalización es severa, por lo que una persona a la que se le acuse de tráfico o posesión de drogas deberá buscar un abogado de estupefacientes que pueda defenderlo.
Contenidos
¿Qué se considera como tráfico de drogas?
El código penal de España establece como delito en su artículo 368 “los que ejecuten actos de cultivo, elaboración o tráfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas toxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, o las posean con aquellos fines”.
El castigo será (según el mismo artículo del código penal) “penas de prisión de tres a seis años y multa del tanto al triplo del valor de la droga objeto del delito si se tratare de sustancias o productos que causen grave daño a la salud, y de prisión de uno a tres años y multa del tanto al duplo en los demás casos”.
Este delito tiene agravantes cuando: el culpable sea funcionario público, docente o autoridad; la venta de las sustancias se le haga a menores de 18 años; las sustancias sean adulteradas con posibilidad de generar mayor daño a la salud; el culpable utilice la violencia para cometer el delito y algunos otros agravantes.
¿Qué puede argumentar un abogado para defender al acusado?
Cuando una persona es acusada de tráfico de drogas, deberá buscar un abogado de estupefacientes que pueda brindarle asesoría y representarlo durante el caso para defenderlo, lograr demostrar su inocencia o lograr la condena mínima. Veamos algunas de las formas en las que un abogado puede ayudar al acusado:
En primer lugar, un abogado de estupefacientes que este defendiendo a su víctima por posesión de drogas puede argumentar que la cantidad no era lo suficiente como para generar un daño a la salud, es decir, la cantidad es insignificante y por ello no representa una droga sino un producto inocuo.
Se podrá hacer esto cuando las sustancias sean: entre 0,02 y 0,06 gramos de heroína, entre 0,02 y 0,10 gramos de cocaína o que se comparta una dosis de tratamiento de metadona. La idea es argumentar que dado lo reducido de la cantidad, esta no logra efecto alguno en el organismo y que solo debería haber condena si la cantidad fuese notoria.
En segundo lugar, un abogado en estupefacientes puede argumentar que la droga que llevaba o traficaba la persona no genera un daño significativo a la salud. Esto será válido en el caso de la marihuana, la cual no tiene efectos graves en la salud de quienes la consumen, de hecho, se ha vuelto legal en algunos países.
En este caso, el abogado podrá lograr que su cliente tenga una condena de entre 1 y 3 años en vez de una que vaya de 3 a 6, que son las más graves que se imponen por tráfico de drogas.
En tercer lugar, en caso de que la persona haya sido encontrada en posesión de drogas, el abogado en estupefacientes puede argumentar que estas son destinadas para consumo propio y que no son para traficar. Esto siempre que hayan sido encontradas cantidades pequeñas que no estén empacadas de una manera ideal para vender al detal.
Las cantidades que se consideran para consumo propio de las drogas son: de 0 a 25 gramos de hachis, 0 a 100 gramos de marihuana, 0 a 3 gramos de heroína, 0 a 7,5 gramos de cocaína, 0 a 3 miligramos de LSD, 0 a 900 miligramos de anfetaminas y 0 a 1440 miligramos de MDMA.
Por último, en caso de que la cantidad de droga que lleve la persona esté cerca del límite para consumo propio, el abogado en estupefacientes puede argumentar (basado en el margen de error que establece la sentencia 413/2007 del 9 de mayo del Tribunal Supremo) que ha existido un error al pesar la cantidad y que el cliente llevaba una cantidad menor.
